Experiencia en el interior del tubo blanco

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Siempre hay una primera vez para todo. Ayer me hicieron mi primera resonancia. La prueba consiste en que te meten en una especia de tubo blanco con la postura de muerto-en-el-ataúd. No solo la posturita de entrada al aparato tirá p’atrás, la falta de espacio también. Nunca he tenido claustrofobia pero, después de ver ese monstruo marino, pude imaginármelo. Lo primero que pensé fue: y si se va la electricidad ¿cómo carajo salgo de aquí? Ceniza, soy.

Mi hermana Bubby, que ya le han hecho un par de veces esta prueba, me dijo, -Nena, que te seden porque si no vas a montar un numerito.-

-Numerito el que montaste tú cuanto te lo hicieron-, saltó mi señora madre, siempre con la antena puesta.

Decidido. Que me droguen.

Llego al hospital, con look de hospital. (Hay que tener un look para todo). Es decir lo más cómoda y tirada que puedo, a lo perro-flauta. Me pongo  la batita de turno. (No he querido preguntarme si estaba limpia, dada la vuelta, si tendría una o mil puestas etc.  Lo que sí estaba era impecablemente planchada, y con eso me voy a quedar.)

Informo a la anestesista de que es mi primera vez y me veo valiente, aunque no descarto la sedación;  no quería yo perderme la oportunidad de colocarme un ratito.

Me dejo hacer para que me ponga la vía.

-Hay que traerse las venas de verdad, no la de los domingos- me dice. (Es genético, además de tener muñones por manos, tengo hilos por venas, qué le voy a hacer) La muy jodía me pincha dos veces. Auuuuuuu. Su compañero, el ingeniero del tubo blanco, me pregunta -Y a ti qué te pasa- Me duele el culo, respondo. -Pues ahora te duele la mano.- Qué cachondo el tío.

-Ya me vas diciendo tú cuando paro- me dice la anestesista, mientras me enchufa el gotero.

Esto son droguitas a la carta y lo demás son tonterías. (Creo que me han puesto una micro gota porque de lo despierta que estoy puedo arrancarme por bulería con palillos incluidos, en cualquier momento.) Mierda, no hay colocón que valga.

Acto seguido, para que no me mueva y salga a la primera,  me cubren con una sábana de lado a lado, ciñéndola al cuerpo. Ya era una momia completa. Solo me faltan las dos monedas para el barquero.

Una vez dentro, 30 minutos de ruido ensordecedor muy muy asqueroso, movilidad únicamente en las pestañas mientras a tu cuerpo le da por que le pica todo justo ahora cuando no puedes rascarte,  y poco más.

Si padeces claustrofobia te recomiendo la prueba con sedación porque el espacio es realmente pequeño.

Lo peor de todo: el dolor de cabeza por el hambre (llevaba 6 horas en ayuno) y el maldito ruido. ¿He dicho que era muy muy asqueroso? Pues lo repito.

Lo mejor de todo: Que sólo me dolía el culo.

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